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En una olla ponemos todos los ingredientes bien picados, los tomates (mejor sin piel), la cebolla, el pimiento, el pepino y las zanahorias.
Añadimos sal, vinagre y si el régimen no es demasiado estricto con las calorías, un poco de aceite de oliva virgen, que es muy sano, y muy bueno para el colesterol.
Cubrimos de agua y trituramos con la batidora hasta hacer un puré homogéneo.
Si disponemos de turmix se puede hacer más rápido y siempre queda mejor, pero se manchan más cacharros porque hay que ir pasando el gazpacho a otro recipiente (no hay vasos de turmix en que quepan los más de dos litros que vamos a obtener con estas proporciones).
Ahora viene el truco.
Dejamos reposar de un día para otro, y volvemos a pasarlo por la turmix, así el gazpacho en vez de presentarse granuloso, quedará cremoso.
Además es el momento de corregir de sal y vinagre, porque no sé que reacción química se producirá, pero si lo dejamos a punto en caliente, cuando reposa se pone rabioso de vinagre y sal.
Esto es un gazpacho ligth, ya que no lleva pan ni aceite, y se puede variar con otras hortalizas al gusto, tales como apio, remolacha o incluso patata, si nos gusta espeso.
1 kilo de tomates maduros
1 pepino
1 pimiento
4 zanahorias
1/2 cebolla
2 colas de surimi de langosta
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