Se ha convertido ya en algo recurrente el hablar de las grandes virtudes de la dieta mediterránea y los beneficios que aporta a la salud. Pero creo que la expresión no es lo suficientemente precisa. Porque no se trata solo de una dieta, entendida esta como un conjunto equilibrado de alimentos en razón de sus propiedades. Lo importante no es solo lo que se come –verduras, frutas, pescado azul, legumbres, poca carne roja, aceite de oliva…– sino cómo se come. Es decir, se trata más bien de una cuestión de hábitos alimentarios, de hábitos de vida. Obviamente es más sano comerse un bocadillo vegetal andando por la calle o una ensalada en una tartera en el trabajo, que engullir una hamburguesa o unos callos a la madrileña en las mismas condiciones. Pero importante o más es la hamburguesa, la ensalada o los callos como dónde, cómo y con quién se lo come uno. A veces, para apreciar lo que tenemos, lo mejor es someterlo a la consideración de un observador externo. Hace unos días, un medio de comunicación publicaba el testimonio de una neoyorquina destinada como lectora de inglés en un colegio de Fregenal de la Sierra, en Extremadura. Y una de las cosas que más le impactaron fue el horario de las comidas en España. El hecho de que existieran horarios y de que los respetáramos escrupulosamente. Y llegó a la conclusión de que «la hora de comer en España es tan estricta porque comer es una actividad que las personas hacen juntas. Es un momento para sentarse con las personas a las que quieres, compartir comida, conversación, y hacerlo de forma relajada. Y el horario no te deja otra opción que hacerlo». Lo sorprendente, quizá, es que alguien se sorprenda por esto.
Ponemos en un bol la carne picada. La salpimentamos, añadimos la nuez moscada rallada y el tomillo seco. Añadimos también el huevo entero. Picamos muy finamente la cebolla, el ajo y el tomate y lo añadimos también al conjunto, que amasaremos delicadamente ...
Cuando los primeros conquistadores españoles hollaron el entonces llamado Nuevo Mundo, no vieron otra explicación a la alarmante y generalizada flojera de vientre que asolaba por igual a soldados, clérigos y marinos que una maldición de los paganos dioses ...
Saber si un huevo de gallina está en condiciones de ser consumido es sencillo. No hay más que meterlo en un recipiente con agua. Si el huevo se va directamente al fondo, es fresco. Si se va al fondo pero se queda en posición vertical, es que está empezando ...
Pelamos las cebollas y patatas, al calabacín le quitamos ambos extremos; a continuación cortamos estos ingredientes a rodajas, siendo las patatas más gruesas que el resto. Ponemos ...
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CRÁPULA VINOS Gabriel Martínez Valero Wine Manager Teléf. 662 380 985 968 781 855 e-mail: gmartinez@vinocrapula.com
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