Una de las ramas del turismo moderno es la de congresos, centros de producción de pingües beneficios para conferenciantes y asesores en general. En la mayoría de los casos no importa demasiado cuáles sean los contenidos de estas alegres reuniones: el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información a la luz de la Teología de la Liberación, o el futuro de la hormiga roja del Amazonas, tanto da. Para los congresistas es un pretexto para pegarse un viaje, establecer contactos –profesionales y de los otros– correrse unas cuantas juergas y perderse del curro unos días. Para los ponentes, una oportunidad para rentabilizar su holganza, darse aires de grandeza... y correrse unas cuantas juergas. Todo muy inofensivo.
Pero, ¡ay, amigos y amigas mías! empezad a temer lo peor si vuestra pareja o cónyuge os informa de que tiene previsto asistir a un simposio. En Atenas se denominaba ‘simposium’ a una reunión nocturna de bebedores. Eso sí, de bebedores intelectuales: sus asistentes especulaban sobre las ideas platónicas, por un poner, y de paso se ponían como odres.
Lo curioso de la historia es que la moda de los simposium la impusieron ¡los espartanos! Hay que precisar que no por ello ha de desmerecer su fama de ascetas, porque inventaron ad hoc una sopa ritual que debía consumirse en estas reuniones: la sopa negra. Un infecto brebaje, tan diabólico y repugnante que su probable creador, el legislador Licurgo, acabó siendo lapidado y expulsado de Esparta.
Así que, amigos y amigas mías, si vuestra pareja decide asistir a un congreso sobre ‘La gastronomía del Alto Aragón’ o a unas jornadas sobre tecnología molecular de los alimentos, aguantad el tirón. La cosa no es grave. Pero si declara su intención de acudir a un simposio –aunque sea sobre ‘Química y física de la cocina sobre lava volcánica’ en la isla de Lanzarote–, empezad a preocuparos.
Ponemos en un bol la carne picada. La salpimentamos, añadimos la nuez moscada rallada y el tomillo seco. Añadimos también el huevo entero. Picamos muy finamente la cebolla, el ajo y el tomate y lo añadimos también al conjunto, que amasaremos delicadamente ...
Cuando los primeros conquistadores españoles hollaron el entonces llamado Nuevo Mundo, no vieron otra explicación a la alarmante y generalizada flojera de vientre que asolaba por igual a soldados, clérigos y marinos que una maldición de los paganos dioses ...
Saber si un huevo de gallina está en condiciones de ser consumido es sencillo. No hay más que meterlo en un recipiente con agua. Si el huevo se va directamente al fondo, es fresco. Si se va al fondo pero se queda en posición vertical, es que está empezando ...
Pelamos las cebollas y patatas, al calabacín le quitamos ambos extremos; a continuación cortamos estos ingredientes a rodajas, siendo las patatas más gruesas que el resto. Ponemos ...
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